En el principio de los principios,
cuando la civilización comenzaba a emerger, la economía dependía prácticamente de
la producción agrícola y una que otra actividad enfocada en obtener materias
primas. La economía total de la humanidad no cambió por muchos años, pues todo
estaba autocontenido a los recursos y el tamaño de las tierras, como si toda la
economía del mundo fuera un mismo pedazo de pan, que había que fraccionar o
repartir, a veces tomar más o tomar menos, con robos, tratados, negociaciones,
herencias o de cualquier otro modo, pero en su mayoría tenía que ver con repartir
ese pedazo de pan. Entonces si quieres tener más comida o recursos, saquear,
robar, o conquistar eran opciones para tu propio beneficio, es decir que la
perdida del otro resultaba en tu propia ganancia. Así fuimos durante algunos
miles de años. Los países y civilizaciones se invadían constantemente para
tener más de ese pedazo de pan.
Con la llegada de la Revolución industrial
todo fue cambiando poco a poco pues desarrollamos maquinarias, mejores cosechas,
mejores fertilizantes, la producción aumentó considerablemente y en automático
la sociedad cambiaría, pues estábamos logrando que el pedazo de pan fuera más grande.
Poco a poco la tecnología nos benefició, y sigue beneficiándonos; los celulares
permiten que sepamos de nuestros seres queridos o personas de interés en un instante,
aunque estén en otra parte del planeta, el internet nos une en ideas, comunicación
y comercio, los aviones conectan comercios, culturas, personas. Los electrodomésticos
nos ayudan a mantener nuestros alimentos en mejor estado y cocinarlos de manera
rápida para nuestro consumo.
¿Qué fue lo que en realidad
cambió?
El hecho de que el ser humano
puede innovar puede crear, puede generar, y lo hace con ideas. Es decir, puede encontrar
mejores soluciones a los problemas existentes.
Y mientas mejores soluciones encuentras, también vienen nuevos retos y
descubrimos nuevas necesidades y los problemas subsiguientes son más complejos
y variados. Así se puede concentrar maneras
otra vez nuevas y seguir construyendo el progreso.
Así una economía de suma positiva
es posible, y la humanidad tiene mucha más historia sobre la tierra que tiempo incluyendo
esta economía en nuestras sociedades, pero ha de hacerse, es el camino
siguiente según mi parecer. Nos traería consecuencias que tal vez no sean tan
intuitivas, pero que si nos detenemos a pensarlo por un momento nos puede abrir
los ojos.
Es decir, redunda en tu propio
beneficio si te enteras de que en otras partes del mundo las personas están
mejorando, pues se debe a la naturaleza misma de la innovación, de la solución
de problemas. Y se fundamenta en el movimiento natural del mercado de oferta y
demanda. La oferta incrementa cuando más personas tienen la capacidad de
aportar ideas, soluciones, investigación y aplicación de estas, y la demanda incrementa
a medida que la otra parte puede pagar por soluciones a sus problemas, así se incrementa
el mercado por innovaciones.
Así si una gran cantidad de
personas quiere y puede pagar por algo, habrá personas que se dediquen a esas soluciones
incrementa la oferta de nuevas ideas y después la demanda de nuevas ideas.
Hay mucho potencial humano que
está siendo desperdiciado en este momento, pues tu vecino pobre no te beneficia
en nada, pero si de otro modo sus hijos crecen sanos pueden convertirse en
nuevas soluciones a los problemas, en vez de tener uno que otro punto de innovación
en el mundo abría muchos puntos de acceso a la misma.
Si se invierte más en investigación
abría mas personas trabajando en ello y más soluciones y más avance progresivo
de la economía. Nuestro pedazo de pan sigue creciendo para ser repartido entre
todos. No obtienes nada de pan si tu vecino no tiene nada, en cambio, si en esos
sitios pobres también hay innovación y se vuelven más ricos contribuyen con
ideas, y hacen crecer más el pedazo de pan.
Cualquier cosa de tu interés puede resolverse si más personas se suman a
ello.
Cualquier sueño que nos parezca inalcanzable,
con los suficientes recursos y gente dedicada a ellos podría resolverlo, tanto
en temas de salud, filosóficos, tecnológicos, de recreación etc.
Por tanto, es de tu propio interés
que tu vecino también mejore, que el otro también aumente su progreso. Sin importar
cual sea tu motivación, egoísta o altruista, trabajar por un mundo mejor te
beneficiará en lo personal. Interesarte por el progreso del otro también recae
de una manera u otra en tu propio progreso, así comenzar a preocuparte por un
mundo mejor y ponerte manos a la obra, más temprano que tarde traerá tu propio progreso
personal.
JOSE ALEJANDRO SAUCEDO AYALA