La búsqueda de tecnofirmas—señales detectables de tecnología avanzada—es una línea de investigación fascinante dentro de la astrobiología y la física que conecta, paradójicamente, tanto con la ciencia más avanzada como con las preocupaciones filosóficas más profundas acerca del futuro de la humanidad y nuestra posición en el cosmos. El estudio en cuestión utiliza métodos de estudios de futuros para desarrollar diez escenarios autoconsistentes del futuro de la Tierra a 1000 años. Este enfoque interdisciplinario no solo es notable por su rigor científico, sino también por las preguntas filosóficas que plantea sobre nuestra supervivencia, evolución y, más ampliamente, nuestra capacidad de ser detectados por otras civilizaciones.
El proceso de construcción de mundos que los autores aplican aquí implica imaginar y evaluar dimensiones esenciales de la existencia humana en el futuro. Es un ejercicio de la imaginación científica donde los físicos y los filósofos convergen en un terreno común.
Los autores han desarrollado diez escenarios que incluyen desde el colapso total hasta la expansión interestelar, donde se considera el papel central de la tecnosfera, que podemos definir como el conjunto de tecnologías y sistemas artificiales que una civilización avanzada podría producir y mantener. En varios de estos escenarios, las tecnosferas son estables a largo plazo, pero otras pueden ser efímeras, tal como lo postulan físicos como Freeman Dyson y filósofos como John Leslie, que han explorado la supervivencia y los riesgos existenciales de las civilizaciones avanzadas. Dyson, por ejemplo, argumentó la posibilidad de detectar esferas de Dyson, estructuras tecnológicas gigantescas que encapsulan estrellas para captar su energía. En cambio, Leslie, desde una perspectiva filosófica, ha advertido sobre los riesgos de un colapso tecnológico global, situando nuestra supervivencia a largo plazo dentro de un contexto de probabilidad incierta.
El concepto de tecnofirmas, por supuesto, está enraizado en las capacidades actuales de la física observacional. En este estudio, se examinan las características espectrales de la atmósfera terrestre como posibles indicadores tecnológicos. En particular, se explora el dióxido de nitrógeno (NO₂) como una posible tecnofirma que podría distinguir entre una Tierra preagrícola, una industrial y una del futuro, lo cual está en consonancia con los métodos de observación actuales en exoplanetas. La astrofísica moderna, particularmente en el ámbito de la detección de planetas habitables, se basa en la observación de espectros atmosféricos para detectar signos de vida o actividad tecnológica. En el contexto de este estudio, los autores van más allá al considerar no solo la vida, sino la evidencia de civilizaciones tecnológicamente avanzadas que podrían haber modificado su entorno.
Este enfoque interdisciplinario de la búsqueda de tecnofirmas requiere un pensamiento integrador, no solo desde la física y la astrobiología, sino también desde la filosofía. A menudo discutimos sobre el futuro de la humanidad en términos de escenarios de crecimiento, estabilidad o colapso, pero este tipo de estudios permite aterrizar esas discusiones en hipótesis observables y modelos coherentes. Aquí me parece relevante citar al filósofo Hans Jonas, quien en su obra "El principio de responsabilidad" abordó las responsabilidades morales que las civilizaciones tienen hacia su propio futuro. En cierto sentido, este estudio también enfrenta esa responsabilidad: ¿cómo afectarán nuestras decisiones tecnológicas a la posibilidad de que nuestra civilización, o sus restos tecnológicos, persistan durante milenios?
Uno de los puntos más fascinantes del estudio es que, a pesar de los avances tecnológicos previstos, tres de los escenarios son espectralmente indistinguibles de la Tierra preagrícola. Esto plantea una pregunta filosófica intrigante: ¿cómo podemos estar seguros de que la tecnología avanzada es siempre observable desde una distancia intergaláctica? ¿Y qué nos dice esto sobre la posibilidad de que otras civilizaciones tecnológicas ya existan, pero permanezcan ocultas para nosotros, como las sugiere el famoso "Gran Silencio" de Enrico Fermi? Estas preguntas resuenan con la paradoja de Fermi, que cuestiona por qué, si el universo es tan vasto y antiguo, no hemos encontrado evidencia de otras civilizaciones tecnológicas.
En mi experiencia personal, las reflexiones sobre el futuro de la humanidad y las tecnologías avanzadas siempre están teñidas de incertidumbre. Cuando me enfrento a las dudas de mis estudiantes, muchas veces les recuerdo que el futuro no es algo fijo; más bien, es un espacio lleno de posibilidades que depende en gran medida de nuestras acciones actuales. De manera similar, los diez escenarios presentados en este estudio actúan como una especie de mapa probabilístico que nos ayuda a imaginar qué futuros podrían surgir a partir de nuestras decisiones tecnológicas y ambientales.
Uno de los escenarios contempla un crecimiento rápido que podría llevar a la expansión interestelar, una posibilidad que evoca tanto los sueños de Carl Sagan sobre la humanidad viajando entre las estrellas, como los temores de Stephen Hawking sobre los riesgos que la inteligencia artificial y otras tecnologías avanzadas podrían traer consigo. Hawking advertía que el desarrollo de tecnologías avanzadas, sin una reflexión ética profunda, podría llevar a nuestra desaparición antes de que alcancemos las estrellas. Esta visión pesimista contrasta con el optimismo de Sagan, quien veía la expansión interestelar como una garantía de supervivencia a largo plazo.
Este estudio es un recordatorio de que no hay un solo camino hacia el futuro. Cada uno de los diez escenarios implica un conjunto distinto de decisiones y condiciones iniciales, desde la estabilidad de crecimiento cero hasta el colapso o la expansión interestelar. Como recomendación para aquellos interesados en profundizar más en estos temas, sugiero leer "El futuro de la humanidad" de Michio Kaku, que explora de manera accesible cómo la ciencia y la tecnología actuales podrían influir en nuestro destino como especie. También "La ética del futuro" de Derek Parfit, donde se abordan las implicaciones morales de nuestras decisiones tecnológicas en el largo plazo.
En conclusión, la búsqueda de tecnofirmas no es solo una cuestión de física y observación astronómica, sino también de reflexión filosófica sobre el futuro de nuestra civilización. Los escenarios presentados nos permiten imaginar una amplia gama de posibles futuros para la Tierra, desde el colapso hasta la expansión interestelar, y plantean preguntas cruciales sobre nuestra relación con la tecnología, el medio ambiente y nuestra capacidad de ser detectados por otras civilizaciones. En última instancia, la pregunta subyacente es si seremos capaces de mantener nuestra tecnosfera a largo plazo o si, como tantas otras civilizaciones hipotéticas, podríamos desaparecer antes de ser detectados.
Referencia y lecturas recomendadas:
-https://arxiv.org/pdf/2409.00067
- Freeman Dyson, Disturbing the Universe
- John Leslie, The End of the World: The Science and Ethics of Human Extinction
- Hans Jonas, The Imperative of Responsibility
- Michio Kaku, The Future of Humanity
- Derek Parfit, On What Matters
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