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miércoles, 9 de octubre de 2024

¿Cómo puede una simple burbuja generar tanto ruido y cómo podemos silenciarla?

 









Imagina que estás sentado en un tranquilo parque, disfrutando de la paz del ambiente, cuando de repente, un avión sobrevuela el cielo, rompiendo esa calma con su ruido estruendoso. ¿Te has preguntado alguna vez de dónde viene todo ese ruido? Más allá de los motores, una parte considerable del sonido proviene de un fenómeno más sutil y complejo: el flujo de aire alrededor de las alas del avión. Esta interacción entre el aire y el perfil aerodinámico es mucho más que una simple cuestión de velocidad; es un entramado de física, mecánica de fluidos y acústica que nos revela cómo una burbuja puede generar caos sonoro.

Vamos a desmenuzarlo, pero no te preocupes, lo haremos de manera que cualquier persona curiosa pueda seguir la trama.

Cuando un avión vuela, el aire se desliza alrededor de sus alas, o más específicamente, alrededor de los "perfiles aerodinámicos" que las forman. Bajo ciertas condiciones, ese flujo de aire no es suave ni constante. Una capa de aire puede separarse del perfil y crear una "burbuja de separación laminar". Esta burbuja es como un pequeño disturbio en el flujo que puede parecer insignificante, pero genera inestabilidades que crecen y terminan produciendo un ruido llamado "ruido tonal". Ese mismo ruido que escuchas a cientos de metros de distancia cuando el avión se eleva en el cielo.

El ruido tonal es, en términos simples, un sonido de una frecuencia muy definida. Si bien puede parecer algo cotidiano, para los ingenieros aeroespaciales es un verdadero dolor de cabeza. Este ruido no solo es molesto, sino que también puede afectar la eficiencia de las aeronaves, lo que implica más consumo de energía y mayor contaminación sonora.

Aquí es donde entra en juego una de las inestabilidades más interesantes de la mecánica de fluidos: la inestabilidad de Kelvin-Helmholtz. En palabras simples, es un fenómeno que ocurre cuando dos corrientes de fluidos (en este caso, el aire) con diferentes velocidades se deslizan una sobre la otra, generando ondas que amplifican la separación del flujo. Cuando se produce una burbuja de separación laminar, estas ondas se fortalecen y provocan el ruido tonal.

Entonces, ¿cómo lo solucionamos? Una estrategia efectiva que ha sido estudiada en aerodinámica es interrumpir la burbuja antes de que se vuelva problemática. Y aquí es donde las cosas se ponen interesantes.

Los investigadores han experimentado con lo que podríamos llamar "microrrevoluciones": pequeñas estructuras colocadas estratégicamente en la superficie del perfil aerodinámico. En este estudio en particular, usaron una matriz de elementos de rugosidad, es decir, una fila de pequeños cilindros distribuidos a lo largo de la superficie del ala. Suena simple, pero lo que ocurre es casi mágico: estos pequeños cilindros generan estructuras llamadas "vetas" en el flujo de aire. Estas vetas, a su vez, interfieren con la burbuja de separación, haciendo que se vuelva tridimensional y estabilizando el flujo de aire. El resultado es que la burbuja se "rompe", y con ello, se reduce drásticamente el ruido tonal.

Es como si esos pequeños cilindros le susurraran al aire: "relájate, no hace falta que generes tanto ruido", y el aire, obedientemente, reduce su alboroto.

Los experimentos, realizados en un túnel de viento, mostraron una reducción significativa del ruido tonal en ciertas condiciones, especialmente en ángulos de ataque bajos (es decir, cuando el perfil aerodinámico no está muy inclinado respecto al flujo de aire) y para un número de Reynolds moderado, que es una medida de la relación entre las fuerzas inerciales y viscosas en el flujo.

Lo que es sorprendente es que, en algunos casos, los elementos de rugosidad no solo redujeron el ruido, sino que lo eliminaron por completo. ¡Imagina eso! Un avión mucho más silencioso gracias a pequeñas y discretas modificaciones en la superficie de sus alas.

Este fenómeno nos invita a reflexionar sobre cómo los pequeños cambios pueden generar grandes impactos. En la vida, al igual que en la aerodinámica, a veces los mayores problemas no se resuelven con soluciones masivas, sino con pequeños ajustes en el momento y lugar precisos.

Al final, esta investigación nos muestra algo muy humano: podemos encontrar soluciones elegantes y eficientes a problemas complejos observando los detalles más pequeños. Lo mismo ocurre con nuestra vida cotidiana; a menudo, los grandes desafíos que enfrentamos pueden resolverse con pequeños cambios de perspectiva o con una ligera "rugosidad" que desestabilice el caos.

Y para los amantes de la ciencia, es un recordatorio de cómo la física fluida, ese campo que puede parecer tan teórico y lejano, tiene implicaciones directas y prácticas en nuestro día a día. Desde los aviones que surcan los cielos hasta los ventiladores que nos refrescan en una calurosa tarde, el flujo de aire y sus inestabilidades están en todas partes, esperando que alguien las comprenda mejor.
Referencias:

1. Muñoz, P., Sanvicente, A., Martín, J. (2024). Roughness elements for trailing edge tonal noise reduction in a NACA0012 airfoil. arXiv. Disponible aquí: https://arxiv.org/abs/2410.05134

Recomendaciones

1. Howe, M. S. (1998). Acoustics of Fluid-Structure Interactions. Cambridge University Press.
2. Lighthill, M. J. (1952). On Sound Generated Aerodynamically. I. General Theory. Proceedings of the Royal Society A.

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