Obviamente es una de las tantas preguntas por las que me inrerese en la física , como buen friki que soy, apasionado de la física, sigo frustrado al respecto, pero el artículo "La polémica del multiverso" de Alejandro Gangui abre la puerta como muchos otros de mayor rigor a una de las preguntas más profundas y controvertidas de la cosmología moderna: ¿es nuestro universo una entidad única y cerrada o forma parte de un vasto conglomerado de universos? Para abordar esta cuestión, me gustaría hablar de algunos conceptos fundamentales de cosmología, la teoría inflacionaria, y el controvertido principio antrópico, que postula que el universo debe tener características que permitan la existencia de observadores conscientes, es decir, de nosotros mismos.
El universo observable y sus límites
Según la cosmología actual, nuestro universo es el resultado de una gran explosión, el Big Bang, hace unos 14 mil millones de años. Desde entonces, se ha estado expandiendo, creando el espacio-tiempo en el que existen todas las galaxias, estrellas y planetas que conocemos. Por otro lado recordemos que la luz, la mensajera cósmica, tiene una velocidad finita, lo que significa que solo podemos observar hasta cierto punto. Más allá de esa distancia, aunque el universo continúa, permanece inobservable para nosotros. A este límite lo llamamos el “horizonte cósmico”, pero no es un borde; simplemente, el universo se extiende más allá de nuestra visión.
La inflación y la hipótesis de los dominios desconectados
En las primeras fracciones de segundo después del Big Bang, se infiere que el universo pasó por una fase de inflación extremadamente rápida, expandiéndose de manera exponencial en un tiempo ínfimo. Esta teoría no solo explica por qué el universo es tan grande y parece uniforme, sino que también abre la puerta a la idea de que podrían existir otros “dominios” o “burbuas” formadas por la misma inflación, pero desconectadas causalmente de nuestro. Esto significa que no habría forma de comunicarnos ni observar esos otros universos; cada uno estaría aislado en su propia existencia.
Siempre que pienso, leo o aprendo de estos temas se me viene a la mente el principio antrópico. Este principio sugiere que las constantes de la física, como la gravedad o la carga del electrón, tienen los valores específicos que permiten la vida porque, de no ser así, simplemente no estaríamos aquí para observar el universo. Hay dos variantes de este principio: el antrópico “débil”, que dice que el universo es como es porque debe ser compatible con nuestra existencia, y el “fuerte”, que sugiere que el universo estaba “preparado” para nosotros, lo que suena muy cercano a una idea casi teleológica o predestinada.
Los tipos de multiversos: ¿hasta dónde llega la creatividad cósmica?
Gangui nos lleva a explorar una clasificación de los posibles tipos de multiversos. Según el cosmólogo Max Tegmark, podríamos tener varios niveles:
1. Multiverso de Clase I: Simplemente incluye regiones del universo observable que están desconectadas causalmente debido a la velocidad de expansión. Cada región estaría gobernada por las mismas leyes físicas.
2. Clase II: Basado en la teoría inflacionaria, este multiverso incluiría burbujas con diferentes constantes físicas y condiciones iniciales, aunque bajo las mismas leyes fundamentales.
3. Clase III: Relacionado con la mecánica cuántica y la interpretación de “muchos mundos”, donde cada decisión cuántica lleva a una bifurcación en universos paralelos.
4. Clase IV: Este es el “multiverso matemático” de Tegmark, donde cualquier realidad matemática posible existiría en su propio universo, aunque sus leyes físicas y constantes fundamentales podrían ser radicalmente diferentes.
¿Es el multiverso una idea científica o pura metafísica?
Aquí radica la controversia. Figuras como George Ellis sostienen que la existencia de un multiverso es metafísica, pues, al estar desconectados causalmente, nunca podríamos probar empíricamente su existencia. La ciencia tradicional se basa en la observación y la falsabilidad, conceptos formulados por Karl Popper, que exigen que una teoría sea verificable o refutable mediante la experiencia. Sin embargo, en el caso del multiverso, no hay forma de observar o medir universos que están fuera de nuestro horizonte cósmico. Esto genera un debate sobre si estas teorías deben considerarse ciencia o filosofía, pero también sabemos que somos capaces de inferir consecuencias aún a pesar de no tener observaciones precisas o debido a la falta de alguna tecnología en ciertos casos.
Cabe mencionar que no hay una teoría del multiverso, sino que la consecuencia de ciertas inferencias matemáticas y físicas suele llevar consigo ideas de multiverso en ideas más complejas o que forman parte de algunas teroias más grandes, sin embargo todo este asunto no solo desafía nuestra comprensión científica, sino también nuestra percepción filosófica de la realidad. Si existen infinitos universos con infinitas versiones de nosotros mismos, ¿qué significa ser “único”? ¿Qué valor tiene la realidad que conocemos? La idea de que podríamos ser solo una pequeña parte de una vastísima realidad cósmica puede hacernos sentir diminutos, pero también nos invita a reflexionar sobre nuestro lugar en el cosmos y sobre la naturaleza misma de la existencia.
Este debate sigue abierto, y cada nuevo avance en la cosmología añade piezas a este rompecabezas. Quizá nunca tengamos una respuesta definitiva, pero la búsqueda misma ya es un testimonio de nuestra curiosidad y de nuestro deseo de entender el universo, y de que todos los frikis que nos metimos a ciencia por temas parecidos seguiremos frustrados un buen rato.
Referencia del artículo mencionado: https://arxiv.org/pdf/2009.06428
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