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jueves, 12 de septiembre de 2024

Creencias autolocalizadoras puras y superficiales.

 



En la ciencia son muchos los sezgos cognitivos que nos alejan de obtener resultados eficientes en los experimentos y en la elaboración de teorias. En el ámbito de la epistemología, las "creencias autolocalizadoras" se refieren a aquellas que permiten al sujeto ubicarse dentro de un contexto específico, ya sea temporal, espacial o de identidad. Estas creencias, más que meras representaciones del mundo externo, son reflexiones internas sobre la posición del sujeto dentro de dicho mundo. Un ejemplo clásico es el "creo que hoy es martes", donde la creencia incluye una referencia implícita al día actual.

En este artículo, se realiza una distinción entre dos tipos de creencias autolocalizadoras: las puramente autolocalizadoras y las superficialmente autolocalizadoras. A lo largo de la argumentación, se sostiene que no existe una manera racionalmente convincente de asignar creencias puramente autolocalizadoras, basándose en dos frentes principales: el enfoque pragmático y las dificultades epistémicas para encontrar principios de racionalidad que regulen su asignación.

Las creencias puramente autolocalizadoras, según esta postura, no están estrictamente relacionadas con la verdad o la representación precisa del mundo, sino que codifican objetivos pragmáticos. En otras palabras, estas creencias se basan en las necesidades y propósitos del agente, no en un deber epistémico de reflejar la realidad de manera exacta.

Este enfoque tiene un componente práctico fuerte. Desde una perspectiva pragmática, la racionalidad no dicta cómo estas creencias deben establecerse, ya que son más herramientas para la toma de decisiones que creencias epistémicamente evaluables. Por ejemplo, al decidir sobre mi posición temporal (si hoy es martes o miércoles), esta creencia puede estar subordinada a mis metas prácticas (como qué tareas debo cumplir en el día) más que a una consideración abstracta sobre la naturaleza del tiempo o el calendario.

En este sentido, las creencias puramente autolocalizadoras son más flexibles y están más relacionadas con la acción que con el conocimiento en sí mismo. Lo que se hace evidente aquí es que la racionalidad pragmática y la racionalidad epistémica pueden entrar en conflicto cuando se trata de creencias puramente autolocalizadoras.

A continuación, se utiliza la paradoja de Bertrand para exponer las dificultades de aplicar el principio de indiferencia (que sugiere asignar probabilidades iguales a eventos equiprobables en ausencia de información específica) a las creencias autolocalizadoras. La paradoja de Bertrand, que surge de la ambigüedad en cómo aplicar dicho principio en situaciones geométricas, muestra que la indiferencia puede ser sensible a cómo se plantea el problema.

En el contexto de las creencias autolocalizadoras, el principio de indiferencia no es una guía confiable para asignar creencias, ya que las condiciones que gobiernan estas creencias no siempre son transparentes o coherentes. La autolocalización introduce una dimensión de subjetividad que complica el uso de principios a priori como la indiferencia.

Además, los enfoques que intentan derivar creencias autolocalizadoras basándose en analogías con casos no autolocalizadores enfrentan un obstáculo similar. Estas analogías no capturan adecuadamente la naturaleza contextual y subjetiva de la autolocalización. Mientras que en creencias tradicionales (no autolocalizadoras) puede existir una expectativa de coherencia racional en la distribución de probabilidades, las creencias autolocalizadoras parecen resistirse a este tipo de regularidad, precisamente porque dependen de la perspectiva interna del sujeto.

La conclusión de que no existen principios a priori para asignar creencias puramente autolocalizadoras tiene implicaciones profundas en diversas áreas de la ciencia y la filosofía. Un ámbito donde esto tiene un impacto significativo es en el razonamiento sobre multiversos, la hipótesis de simulación y los cerebros de Boltzmann.

1. Multiversos: Los razonamientos probabilísticos sobre nuestra posición en un posible multiverso dependen, en parte, de cómo conceptualizamos nuestra autolocalización dentro de un universo entre muchos. Si no existe una manera clara y racional de asignar creencias puramente autolocalizadoras, entonces el razonamiento probabilístico sobre nuestra ubicación en el multiverso podría ser menos fiable de lo que pensamos.

2. Hipótesis de simulación: Similarmente, en la hipótesis de que estamos viviendo en una simulación, las creencias autolocalizadoras juegan un rol crucial. Sin una base epistémica sólida para asignar creencias sobre nuestra posición dentro de una simulación, las afirmaciones probabilísticas sobre cuántas simulaciones podrían existir, o sobre si es probable que seamos simulados o no, se vuelven más difíciles de sostener.

3. Cerebros de Boltzmann: El concepto de cerebros de Boltzmann, que son entidades conscientes que emergen aleatoriamente en el caos térmico del universo, también está profundamente afectado por esta cuestión. La probabilidad de que seamos un cerebro de Boltzmann en lugar de una entidad consciente en un entorno "real" depende en parte de nuestras creencias autolocalizadoras. Si no existe un marco racional para asignar tales creencias, las conclusiones que se derivan sobre la probabilidad de ser un cerebro de Boltzmann pueden resultar infundidos.

La distinción entre creencias puramente autolocalizadoras y superficialmente autolocalizadoras revela una tensión fundamental en nuestra comprensión de la racionalidad epistémica. Si bien las creencias superficiales pueden alinearse con restricciones racionales y epistémicas más claras, las creencias puramente autolocalizadoras parecen escapar de tales restricciones, ya que están profundamente entrelazadas con nuestras metas y necesidades pragmáticas.

Esto no solo desafía nuestra concepción de la racionalidad epistémica, sino que también socava ciertas aplicaciones de probabilidades autolocalizadoras en contextos científicos y filosóficos avanzados. Desde los multiversos hasta la hipótesis de simulación, el problema de la autolocalización sigue siendo un terreno espinoso que demanda un replanteamiento de cómo integramos creencias subjetivas y contextuales en nuestros modelos racionales del mundo.

Referencias y lecturas recomendadas

https://arxiv.org/pdf/2409.05259

Rayo, A. (2013). The Construction of Logical Space. Oxford University Press.

Bostrom, N. (2003). "Are We Living in a Computer Simulation?" Philosophical Quarterly.

Skyrms, B. (2000). Choice and Chance: An Introduction to Inductive Logic. Wadsworth Publishing.

Carruthers, P., Stich, S., & Siegal, M. (2002). The Cognitive Basis of Science. Cambridge University Press.

Norton, J. (2003). "A Material Theory of Induction." Philosophy of Science.

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